Hay un momento en que el viajero se rinde a la ciudad: cuando el agotamiento altera la percepción, los bulevares se convierten en un puro ejercicio de perspectiva y sus habitantes con sus quehaceres invaden de golpe el primer plano. Todo lo que era nuevo hasta entonces se vuelve cotidiano. Es ahí cuando surge inevitable la pregunta: ¿tantos kilómetros para esto? Y el viajero asiente cerrando los ojos, dejando que la última luz sea para sus párpados.
jueves, 25 de mayo de 2017
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En este caso parece haber un doble agotamiento: el del viajero y el de la mujer del carrito. En este caso hablaríamos de comunión durante la cual la perspectiva añade reposo; máxime si en la fotografía los únicos que se aparecen son ellos.
ResponderEliminarP.d. Analizando la foto veo que hay tiendas que combinan la quincallería con la droguería. En España la quincalla ya casi no existe ni como palabra.
Es cierto, había olvidado lo de la quincallería. En París aun perviven, aunque con cuentagotas, estos anacronismos que, hablando de quincalla, podríamos decir que allí gozan de una salud de hierro.
EliminarSi os acercáis por Granollers, la ciudad donde resido en la provincia de Bacelona, os llevaré a una tienda que se llama La Quincalla.
EliminarTiene maravillas y todas ellas con un gusto exquisito y una buena relación calidad-precio.
Vale la pena.
Si me dejan os traeré fotos
Una hora mágica, con una luz preciosa en la que la vida se manifiesta y pasea sin aparentes preocupaciones para que el fotógrafo disfrute de un escenario único. Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué bien lo has explicado...!
ResponderEliminarSi, es un fastidio. De ahí que busquemos momentos, lugares y situaciones sin los primeros planos que no deseamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, pero no en este caso, donde el primer plano y su luz es la razón de ser de la foto. Gracias, Anaximandro.
EliminarYa me parecía muy parisinos esos edificios. Buena luz
ResponderEliminarla distancia más larga cuando viajamos no es la que recorremos sino la que nos lleva a nuestro interior
ResponderEliminarPues yo pienso que el motivo en primer plano articula una brillante composición en X y si añadimos cómo la luz dibuja los elementos de manera inversa es resultado es una foto redonda, aunque se presente en formato cuadrado.
ResponderEliminarUn abrazo Xuan.
Siempre tiene que haber imprevistos que rompan las expectativas para hacer más rico un viaje.
ResponderEliminarLa vida es vida siempre. Por muy lejos que viajemos.
ResponderEliminarExcelente la fotografía.
El estres del turista y los vecinos que los sufren es una nueva clase de enfermedad, otra más que añadir a las que han surgido desde finales del siglo XX La mujer del carrito parece más de los segundos, que tienen que sufrir los distintos desvaríos de la gente que les visita de otros lugares del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
A mi me gusta la placidez de esta foto y el buen gusto en la composición, Xuan.
ResponderEliminarDan ganas de pasear por estas calles.
Estoy fatal, en su día juraría que puse un comentario en esta foto, pero ahora veo que igual se me paso o la hice desde el móvil que no domino y no se acabo de publicar. Esta foto me gusto mucho. La cara de cansancio de la chica es brutal.
ResponderEliminarUna preciosidad detrás de otra.
ResponderEliminarTal vez las ciudades solo existan para darle sentido a las esquinas y al cansancio; o para que los que andan con el vicio de la luz no se entristezcan demasiado. Sea lo que sea, de lo que no me cabe duda es que a las ciudades les gusta verte merodeando en sus cosas.
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