También allí, bajo el denso dosel vegetal, llegaba el calor que supuraba de mi frente en gruesas gotas, morosas como las horas de aquel tórrido mediodía de finales del verano. En vano seguí el curso del cordón de mis zapatillas a través de ojales, bucles y lazadas con la intención de adivinar de cuál de sus extremos había de tirar si quería entregar mis pies al frescor que el río prometía. Mis manos sudorosas sostenían los cabos del diabólico artefacto en que se había convertido la mañana: solo uno de ellos liberaba el nudo, el otro lo estrangulaba. Artificiero del instante, cerré los ojos, contuve la respiración y, sin cuenta atrás, me encomendé al dios de los esclavos a los que no les queda otra que jugársela.
miércoles, 9 de enero de 2019
Orilla del Majaceite
Series:
Gaditanas,
Las formas del silencio,
Vidas discretas
Ubicación:
Río Majaceite, Cádiz, España
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y de pronto, imagino, que supiste lo que tenías que hacer y lo hiciste a la perfección logrando una paleta de grises suaves pero contrastados y con ellos compusiste una imagen que transmitía serenidad, quietud y un puntito de frescor. Genial. Un abrazo
ResponderEliminarA mi me transmitía una fuerte nostalgia de una jungla en la que nunca he estado y probablemente nunca estaré más allá del cine o la literatura.
Eliminar¿Cómo deshacer la maraña? Al personaje de tu texto lo imagino niño, y sin embargo llega a un aprendizaje muy válido para los adultos: la necesidad de jugárnosla cuando necesitamos/queremos algo y no tenemos claro cómo lograrlo, lo que por otra parte suele suceder así.
ResponderEliminarLa maraña vegetal de la fotografía es maravillosa. Llena de metáforas
Un beso grande
Además es una maraña viva y cambiante, atributos de una maraña que verdaderamente se precie de serlo.
EliminarAsí como las ramas, sutilmente, atrapan el entorno en qué viven, tu foto junto al texto, nos atrapa de frente.
ResponderEliminarTambién a mi me atrapó y más que por su trama, por lo que tenía de desbordante para el mínimo recinto del visor: lo complicado era, como casi siempre, donde cortar sin herir.
EliminarPor favorrrrrrrrrrr cómo me ha gustado lo que has escrito, un hecho tan simple y es una obra de arte tu descripción.
ResponderEliminarGracias, Tracy. Los hechos más simples son los más sorprendentes y los hechos complejos solo podemos comprenderlos si los dividimos en hechos simples. Besos.
EliminarEntramados y entresijos que las estaciones ni sabrían contar...
ResponderEliminarNudos, e hilos finos...
De toda esa historia que enhebramos, andamos hechos, con sus descosidos y recosidos.
Desatando nudos, liberando días, soltando... viviendo.
Besos, Xuan.
Anudar y desanudar: dos acciones que repetimos a diario tanto los que usamos cordones como los que no.
EliminarBesos.
El laberinto de la vida. Y sin embargo, o por ello, siempre hay que jugársela.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
No queda otra: o nos la jugamos o nos la juegan.
EliminarMuy bello el modo en que has captado ese laberinto, amigo... Muy buena imagen
ResponderEliminarComo sucede tantas veces hay varias fotos dentro de esta, la parte derecha es un imagen plácida del río y a través de ella se respira; la izquierda en cambio es un garabato tan bello como asfixiante. No supe renunciar a ninguna de las dos partes.
EliminarUn lugar mágico, donde con tanta enredadera parece de difícil acceso y de complicada salida.
ResponderEliminarBuen fin de semana, José Manuel.
Te confieso, ahora que nadie nos oye, que finalmente me bañé en el río, no solo libre de zapatillas sino también de cualquier otra prenda. La salida fue complicada, como bien dices, pero obligada porque el agua estaba tan fría como caluroso era el aire que la rodeaba.
EliminarEstoy convencido de que saliste victorioso.
ResponderEliminarAquí está la imagen que lo demuestra.
Un abrazo,XuanRata.
No te negaré que después del baño poco me faltó para buscarme un taparrabos y quedarme allí, pero el valor no me alcanzó para tanto. La foto es un pobre consuelo.
EliminarUn abrazo
Sin embargo dicen que vale la pena hacer un esfuerzo con tal de ver las maravillas de ese sendero.
ResponderEliminarTodo el mundo que hace un recorrido por su cauce, regresan hablando de su belleza. Desgraciadamente yo no lo puedo hacer, si bien todos los veranos tengo como destino Cádiz, de la costa no me suelo retirar.
Pienso que el calor del sendero no es más fuerte que en el asfalto de una ciudad en donde se puede superar con creces los 40º. Salir a la calle con tan alta temperatura es una gran prueba de resistencia.
Que pases un buen fin de semana
Es un sendero muy sencillo y accesible, y en aquellas fechas calurosas una de las mejores opciones sin duda, aunque todo en los pueblos blancos tiene un encanto y una quietud que enamora.
EliminarUn saludo y gracias por tu visita.
Yo me he sentido como Tarzán en este paraíso caluroso, de lianas y ramas entrelazadas que has creado con un click.
ResponderEliminarYo me he sentido como Tarzán y Jane juntos. El cocodrilo no podía andar lejos.
EliminarMe parece todo un acierto la edición en blanco y negro para centrarnos las formas, texturas y reflejos que dibuja la naturaleza.
ResponderEliminarUn trayecto visual agradable recorrer ese bonito rincón a través de las sinuosas formas que a modo del hilo de una madeja marcan el camino.
Y por supuesto bien hilvanado con el texto, o viceversa.
Un abrazo.
Supongo que el cordón del texto tiene algo de cordón umbilical con el lugar de la fotografía: es hijo de ella y de ella se alimenta.
Eliminar¿Xuan, y no te planteaste deshacerlo al modo "gordiano"?
ResponderEliminarPolíticamente no será el mejor visto, pero es tan práctico por su menor esfuerzo y por tanto el de menor sudoración.
Yo, en las pelis, los he visto a machete y tahalí
Y en la belleza del texto y fotografía tuya, casi te sentirías como un "Don Xuan de Adelantado e Rata"
Es una forma de abrirse paso, sin duda, y la más expeditiva. Pero tiene el incoveniente de que después no es posible volver a atarse los zapatos ni volver a unir lo que el hombre ha separado. Dejemosla para los grandes descubridores. De momento prefiero la expedición científica: tomar muestras y regresar a mi pequeño laboratorio.
Eliminar"Artificiero del instante" me parece una precisa y genial definición de ese hermoso vicio del preguntar a la luz por sus cosas. Siempre una fiesta con agradecida resaca pasear por aquí. Por lo demás, un placer contemplar ese laberinto que nos propones en el que, prestando la debida atención, se pueden escuchar sus silencios apenas desmentidos por las leves palabras susurradas por el bosque.
ResponderEliminarEs el silencio el que nos permite escuchar: también en el oído tenemos un laberinto.
EliminarMe encanta la foto!!! Estas marañas vegetales son mi territorio sin duda. A veces en el bosque me encuentro con lugares que imagino mágicos, puntos de reunión de los señores del bosque por la noche, y en tu foto creo intuir uno de esos sitios. Lianas que te hacen de lazos, árboles caídos, puentes naturales para cruzar el arroyo, que maravilla refrescar los pies ahí en el verano. Estoy convencido de que mi fotografía al final se quedará exclusivamente en la fotografía de bosques que es donde todo parece posar para mi. Un abrazo.
ResponderEliminarYo también frecuento el bosque y no me canso de fotografiarlo, aunque soy consciente de que hago una y otra vez las mismas fotos pero no me importa. Sin embargo me cuesta encontrar una imagen que merezca ser mostrada a los demás: es en mitad de la naturaleza donde siento que mis fotos se quedan más cortas.
EliminarUn abrazo.
Me gusta mucho la fuerza que le has tramitido a la toma con el ByN.
ResponderEliminarEstupenda la toma...lugar para visitar!
Un abrazo
Ramón
Veo la foto en ByN pero a la hora de visitarlo no cambiaría por nada la exuberancia de sus verdes.
EliminarUn abrazo