Y vio Dios cuanto había hecho y no estaba tan mal para ser la primera vez, es más, estaba muy bien, así que dio por concluida su labor y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó.
Al no tener nada mejor que hacer, dedicó Dios este día a contemplar su obra en toda su extensión y magnificencia, hasta que halló un pequeño descosido en una de las costuras que permitía vislumbrar al otro lado lo confuso, lo innombrado.
Y ya no hizo Dios otra cosa que observar aquella fisura por la que lentamente se iba vertiendo el desorden en el interior del mundo recién creado. Y entonces vio Dios que también aquello estaba bien y lo bendijo. Después creó el fútbol y se le pasó en un pispás el resto del domingo.
Al no tener nada mejor que hacer, dedicó Dios este día a contemplar su obra en toda su extensión y magnificencia, hasta que halló un pequeño descosido en una de las costuras que permitía vislumbrar al otro lado lo confuso, lo innombrado.
Y ya no hizo Dios otra cosa que observar aquella fisura por la que lentamente se iba vertiendo el desorden en el interior del mundo recién creado. Y entonces vio Dios que también aquello estaba bien y lo bendijo. Después creó el fútbol y se le pasó en un pispás el resto del domingo.
Bellísima la foto
ResponderEliminarGracias, Joaquín. Un juego de armonías en el corazón de la Atenas clásica. Los griegos sabían mucho de esto.
EliminarPenetramos a través de esa fisura y pensamos que lo realizado era todo nuestro, y que seríamos nosotros quienes remplazáramos la mano de dios para agregar un orden lleno de lógica y razón. De este modo vimos que todo estaba bien y comenzamos a vivir mientras íbamos destruyendo lo que la mano de dios había hecho. Magnifica foto. Un abrazo
ResponderEliminarSi fuimos hechos a su imagen y semejanza, nada más lógico que creernos dioses aunque sea a tiempo parcial.
EliminarTu continuación añade unas gotas de ácido a mi pequeña génesis y la vuelve más creíble.
Un abrazo
Es la belleza de la imperfección, que nos permite intentar mejorar a través del arte. Lo que no tiene nada que ver con esta imagen, en la que no veo imperfección alguna; me parece maravillosa e inmejorable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si la belleza es en buena parte subjetiva también la imperfección lo es. Tal vez el arte no sea otra cosa que una manera de acordar imperfecciones.
EliminarUn abrazo.
Extraordinaria foto en todos los aspectos. Nadie podría encontrar ninguna imperfección.
ResponderEliminarBesos
Yo no se si es una imperfección pero esa grieta existe en mi foto: entre la primera y la segunda columna empezando por la derecha hay una leve separación por la que puede adivinarse el verde de los árboles al otro lado. Nuestra mente perceptiva y constructora incansable de imágenes tiende a obviar estos detalles, pero están ahí, para bien o para mal.
EliminarBesos
Una imagen impactante... Espectacular captura, amigo
ResponderEliminarMuchas gracias. Un impacto suave, en todo caso, supongo que fruto del encuentro entre el dura percusión de las columnas y la levedad del ritmo de esa falda.
EliminarPreciosa imagen. Lo del fútbol me ha hecho gracia. Entonces no existía la TV por cable. 😉 Besos
ResponderEliminarPodría haber sido el fútbol o cualquier otro espectáculo pero el agujero negro de la tarde del domingo había que neutralizarlo de algún modo.
EliminarEl color se te da muy bien. me gusta mucho
ResponderEliminarY mira que me gusta el b/n, pero ya hace tiempo que me encuentro más cómodo en el color. En este caso toda la imagen se mueve en una misma gama tonal y así todo resulta más fácil.
EliminarGracias, José Ramón.
¿Cómo valorar el orden sin el caos, la salud sin la enfermedad, la vida sin la muerte...? El aparente desorden trae el orden, no puede existir el uno sin el otro.
ResponderEliminarYa sabes que me gustan tus textos, y cómo se relacionan con tus imágenes.
El final de éste, además, me arrancó una carcajada.
Gracias
Besos
Es tal como dices, Alís. Por esa fisura respiramos.
EliminarJunto a la palidez del mármol, mirada rojiblanca que arde y calcina...
ResponderEliminarSin duda hay un flamear de llama en ese vestido caldera. La armonía mayor es la del caminar.
EliminarBellísima la foto!
ResponderEliminarParabéns.
Gracias! El mérito es sobre todo de la anónima paseante que nunca sabrá de su contribución a este instante.
EliminarMagnifica imagen, amigo... Me encantan esas columnas que nos dirigen la mirada, y esa mujer que da vida a la escena
ResponderEliminarA mi me fascina el hecho de que el color de su piel es apenas algo menos pálido que el de las columnas.
EliminarFantastica la foto, un saludo.
ResponderEliminarGracias, Ana. Otro saludo para ti
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