Ya está bien. A ver si les prestas un poquito de atención, que son tus hijas. Bastaría una pequeña parte del tiempo que malgastas con clientas, amigas, vecinas, conocidas, turistas y cualquiera que pase por la calle. Llevarlas al parque o la playa alguna vez, como hacen todos los padres. Tampoco es pedir tanto. Ellas son calladas y obedientes, no se merecen el trato que les das. ¿Recuerdas? Querías una esposa siempre joven y unas hijas que no crecieran nunca, tan inocentes, tan graciosas, y nos hemos aplicado a la tarea como jamás hubieras podido imaginar. Pero al parecer te has cansado de nosotras: a ellas las acusas de inmaduras y a mí de previsible, como si no fuéramos espejo de ti y de tus caprichos. Te crees mejor, más importante, por tener dinero, papeles y una sonrisa con la que engatusar a las mujeres. Pero no te engañes, todo eso no es más verdad que esta fotografía y en su interior nosotras y tú somos lo mismo.
viernes, 20 de septiembre de 2019
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Me viene a la cabeza aquello de "ten cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad"
ResponderEliminarSaludos.
Así es. Los deseos deberían estar acompañados de una nutrida letra pequeña: matices, acotaciones, condiciones y todo tipo de cláusulas para evitar que se nos vayan de las manos. Pero, ay, el diablo siempre tiene los mejores abogados…
EliminarAl menos, más real que la familia real (esa con mayúsculas). Buena instantánea. Saludos.
ResponderEliminarSupongo que la familia real en singular también tendrá su propia realidad pero las familias reales en plural la vemos tan irreal como una telenovela. Para mí que esa familia real es también el producto de alguno de nuestros deseos más inconfesables.
EliminarUna familia bien real. Todos vestidos y preparados con sus mejores ropas, para envidia de los que lo quiera observar.
ResponderEliminarBesos
Te puedo asegurar que a mí me resultaron más reales que los cientos de turistas que pululaban a su alrededor, incluido yo mismo.
EliminarMejor esta familia real e irreal que la Real
ResponderEliminarNos resulta más humana, sobre todo la irreal.
EliminarCumplir con lo de esposa siempre joven no es nada fácil, supongo. Me gusta el paralelismo de la fotografía con la muerte: en ella somos lo mismo, por más distintos que nos creamos para atrevernos a juzgar a los otros.
ResponderEliminarBesos
Uf, la fotografía como un trasunto de la muerte…tema interesante el que planteas. La verdad es que esas niñas con esos ojos casi en blanco tienen un indudable aspecto de muertas vivientes. Tal vez la fotografía sea eso: el espacio donde a los muertos se les concede una segunda vida, y el espacio también donde los vivos nos vamos dejando atrás, un instante tras otro.
EliminarLa toma fotográfica nos lleva a un cierto diálogo a tres bandas, en el que una familia auténtica, dentro de lo que cabe, nos cuenta sus problemas reales y cotidianos. Sigues siendo un fabulador fabuloso.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
La realidad tiene muchos planos que se tocan y se interseccionan en diferentes puntos. Los maniquís son un tema recurrente en fotografía: sin duda son uno de esos puntos de intersección.
EliminarLa foto es genial y le viene que ni al pelo a tu texto, como siempre, magnífico y ajustado a una realidad que todos vivimos. Un abrazo
ResponderEliminarAunque escribo a partir de la foto y no al revés, nunca se sabe a ciencia cierta cómo funciona esto: puede ser que el texto estuviera en mi cabeza esperando una foto que le permitiera expresarse, que le viniera como bien dices, “al pelo”. Es muy raro todo.
EliminarTexto e imagen son tal para cual. Siempre ves aquello que los demas no vemos, Xuan. Por cierto, la entrada anterior en buenisima.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay lugares que son expresivos por si mismos. Pero a veces falta la chispa que encienda la llama. En este caso la aparición de la mujer de carne y hueso fue providencial: solo entonces la mirada de la otra mujer cobró un sentido nuevo y más específico.
EliminarQué imagen, qué imagen. El texto la aclara, pero la imagen en sí es tan oportuna y clara...
ResponderEliminarHay un doble juego a partir del título, no sé si querido o no, que me agrada doblemente.
Efectivamente, el título también juega a dos bandas. En mi imaginario está inevitablemente esa foto anual en el palacio de Marivent, una especie de postal de vacaciones enviada a los súbditos en papel cuché, en la que año tras año hacen enormes esfuerzos por parecerse a nosotros sin dejar de ser ellos. Un malabarismo inútil pero enternecedor.
EliminarBuena captura, amigo... Una escena en la que se integra lo real y lo irreal
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre van de la mano.
EliminarOtro abrazo para ti.
El título ayuda, el texto también, pero -creo- la foto es la clave: permite un diálogo con el observador. Ayuda mucho ese poderoso B/N. Gran trabajo, como siempre.
ResponderEliminarGracias, me gustaría saber que reacciones y comentarios habría suscitado la foto sin texto. Quién sabe, tal vez algún día esta foto tenga otra oportunidad.
EliminarBufff, la foto no me ha entrado bien, con el título de casa real, en mi caso ya entro mal condicionada. Yo la veo más pequeña aun que tus personajes de plástico, aunque algo de artíficial si que tiene la susodicha familia. Parece una escena probablemente de una isla, seguramente la misma palma. Yo como llego tarde en este caso llego pasado el verano. Un abrazo.
ResponderEliminarA mi esta gente tan tiesa me recordó a ciertas realezas a las que seguimos teniendo que soportar y además ponerles buena cara. De ahí el título. La foto está tomada en Atenas. En la parte inferior de la entrada tienes siempre la localización. Un abrazo
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