Una vez sofocadas las últimas revueltas, el tirano quiso levantar un templo digno de su poder, un templo capaz de honrar a los dioses y sobrecoger a los hombres por igual. Contrató para ello al más afamado de los arquitectos del momento, el cual aceptó el encargo a condición de gozar de entera libertad en el proyecto y de que permanecieran en secreto todos sus detalles. Aunque el tirano no estaba acostumbrado a negociar condición alguna, era tal su deseo de notoriedad que cedió a sus exigencias. El arquitecto ordenó entonces levantar una puerta fastuosa de más de ocho metros de altura y veinte toneladas del mejor mármol de las canteras de la isla. Imaginar las restantes dimensiones del edificio a partir de aquella puerta descomunal se convirtió en uno de los pasatiempos predilectos de nobles y curiosos.
Pronto los rumores acerca de la portentosa construcción comenzaron a circular de boca en boca y de isla en isla hasta alcanzar los últimos rincones del Mediterráneo y aunque ni tan siquiera se habían llegado a colocar los basamentos, ya se hablaba del diámetro de sus columnas innumerables que diez hombres no serían capaces de abarcar, del brillo cegador de sus escalinatas al amanecer, de la riqueza de sus frisos, tan vivos en la representación de la vida y la muerte que hacían llorar a quienes los veían por primera vez. A medida que las noticias del templo se propagaban por los reinos más apartados, cada detalle suyo ganaba en admiración y maravilla.
Cuando tales rumores llegaron a oídos del tirano, quiso saber si en efecto el templo llegaría a ser tan prodigioso como se decía, a lo que el arquitecto contestó que podía comprobarlo cuando quisiera ya que con aquella espléndida puerta daba el templo por concluido: no sería él quien pusiera en riesgo su propia reputación como arquitecto ni la gloria y autoridad de su señor añadiendo una piedra más, que por otro lado resultaría a todas luces superflua.
Pronto los rumores acerca de la portentosa construcción comenzaron a circular de boca en boca y de isla en isla hasta alcanzar los últimos rincones del Mediterráneo y aunque ni tan siquiera se habían llegado a colocar los basamentos, ya se hablaba del diámetro de sus columnas innumerables que diez hombres no serían capaces de abarcar, del brillo cegador de sus escalinatas al amanecer, de la riqueza de sus frisos, tan vivos en la representación de la vida y la muerte que hacían llorar a quienes los veían por primera vez. A medida que las noticias del templo se propagaban por los reinos más apartados, cada detalle suyo ganaba en admiración y maravilla.
Cuando tales rumores llegaron a oídos del tirano, quiso saber si en efecto el templo llegaría a ser tan prodigioso como se decía, a lo que el arquitecto contestó que podía comprobarlo cuando quisiera ya que con aquella espléndida puerta daba el templo por concluido: no sería él quien pusiera en riesgo su propia reputación como arquitecto ni la gloria y autoridad de su señor añadiendo una piedra más, que por otro lado resultaría a todas luces superflua.
Buenas siluetas en contraluz. Me encanta la toma.
ResponderEliminarBesos
Viene a ser casi un teatro de sombras. Los atardeceres tienen esa cualidad de luz de candilejas.
EliminarUn contraluz precioso. Me encanta ese halo que envuelve a las figuras
ResponderEliminarUn abrazo
El contraluz reduce a lo esencial y le hace buena parte del trabajo al fotógrafo.
EliminarEste maravilloso contraluz me recuerda a una fotografía que ganó un importante premio internacional. Aquí Los personajes parecen estar buscando el resto del templo, que los rumores y fake news atribuyeron como auténtico. Parece una historia muy actual.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan
Cierto, solo que los turistas que acudimos a esos sitios somos falsos arqueólogos que en lugar de descubrir solo buscamos confirmar, sin importarnos demasiado si son rumores o verdades.
EliminarSin duda es muy bueno este contraluz. De acuerdo con lo dicho por los amigos.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana, Xuan.
Sin duda a la luz le gusta que le llevemos la contraria.
EliminarQué maravilla de imagen
ResponderEliminarA mi la foto me devuelve parte del magnetismo que reinaba en el lugar y de la magia de esa hora incierta.
EliminarA veces solo el vano de la puerta ya construye el edificio sin más material. Excelente toma.
ResponderEliminarEn esencia edificar es establecer una separación en el espacio continuo, es decir, definirlo: el umbral es la clave de esa definición del espacio.
EliminarVeo la fotografía y la disfruto. Luego leo el texto y al finalizar vuelvo a la fotografía: no se me ocurre mejor templo que ese espacio abierto al Universo. Es casi como el traje del emperador, aunque en este caso el tirano, si tiene algo de poeta en su alma, debería sentirse satisfecho.
ResponderEliminarBesos
Esa es la idea: la bóveda celeste como techo, la luna como símbolo, el horizonte como altar de dioses todavía vivos.
EliminarNo necesita nada más con eso ya cumplió las expectativas de todos. Es un sitio impresionante y la puesta de sol maravillosa. Felices recuerdos me trae esta foto. Gracias por poner imágenes y palabras a los recuerdos.
ResponderEliminarAlgunas expectativas pueden funcionar como acicate o como losa: son una ficción sin límites y solo desde la imaginación pueden ser cumplidas. No hay que creérselas del todo: luego pasa lo que pasa y últimamente tenemos ejemplos de ello.
EliminarA mi me pasa como Alís, disfruto de la fotografia y del texto, están muy bien complementados, además es una gran foto. Un abrazo
ResponderEliminarLa Historia no anda demasiado lejos de esta historia: el Templo de Apolo en Naxos nunca llegó a ser terminado y sus paredes acabaron sirviendo a otros fines y sueños, como los muros del Castillo veneciano que aún presiden la ciudad.
EliminarSobresaliente foto y texto. Un acierto incluir gente.
ResponderEliminarEn realidad lo difícil era no incluirla: en lugares como este lo mejor es hacer de la necesidad, virtud, o sea, tejer con los mimbres que uno tenga a mano.
EliminarMe encanta la parábola que has creado para la foto, le va genial. Me encanta, la foto, muy elegante, me recuerda muchísimo a una que gano un prestigioso premio internacional recientemente. Supongo que sabes a la que me refiero. Una en la que se ve unos inmigrantes buscando cobertura. Sin tener nada que ver por supuesto. Excelente maestro.
ResponderEliminarSí, ahora que la mencionas recuerda esa foto premiada perfectamente, no me había dado cuenta hasta ahora, tal vez estaba en mi memoria esperando replicarse de algún modo. De todos modos estos contraluces con siluetas me gustan mucho y los busco a menudo. No será la última de este estilo, seguro.
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