Aguarda a que ascienda la soga
impar del mediodía,
deja que trace el sol sobre tu nuca
una perfecta bisectriz.
Solo entonces se fundirán las sombras
y resolveremos al fin el laberinto.
impar del mediodía,
deja que trace el sol sobre tu nuca
una perfecta bisectriz.
Solo entonces se fundirán las sombras
y resolveremos al fin el laberinto.
Hermosa imagen, hermosa luz...
ResponderEliminarLástima de mi vértigo atroz.
Besos de mediodía
A mi el vértigo me lo producían esas mesas temerosas y apretadas como un rebaño de ovejas.
EliminarBesos
Me gusta esa bisectriz que une (o separa) dos espacios, dos mundos, dos verdades.
ResponderEliminarQué disfrute
(Ese sol parece de justicia)
Besos
Esa bisectriz funciona como una bisagra: dos mundos, dos laberintos: uno esperando al otro, esperando las voces, las presencias que se trasladan del uno al otro como una marea que sube y baja indefinidamente.
EliminarBesos
Es tanta la luz que el blanco parece suspendido en el aire.
ResponderEliminarSí, Pedro, en pocos sitios como en el sur del Mediterráneo he tenido esta experiencia tan clara de la luz como pura vibración.
EliminarMagnifica panoramica... Me encanta su lado inusual, su asimetria
ResponderEliminarCierto, es una panorámica partida con dos partes asimétricas, como bien apuntas, pero complementarias, o eso me pareció a mi cuando me topé con este díptico.
EliminarUna perspectivo que arranca desde el primer plano de esa balaustrada que se asoma al pueblo y al mar y que nos transporta a esa sensación de calor del mediodía. Un abrazo
ResponderEliminarNo era ese mediodía el mejor momento para fotografiar pero también esa luz dura y vertical tiene derecho a ser reivindicada. Por lo además no tenía pensado volver por allí, razón de peso por más que uno quiera pintarla de decisión estética, ya sabes...Un abrazo
EliminarBuffff!!! La foto es arriesgada, con una composición muy especial, fuera de lo normal. Me parece genial como has resuelto esa barandilla haciéndola coincidir con la linea del mar para disimularla totalmente. Esa terraza desde luego tiene unas vistas excelentes. El mérito en tu foto está en encontrarla vacía, tantas sillas en las que sentarse y nadie que lo haga, da una sensación inquietante a la foto. De todas formas, creo que prefiero pasear por las callejas de abajo que ver los tejados desde las alturas. Un abrazo.
ResponderEliminarPasear por esas callejas una y otra vez a diferentes horas del día y de la noche fue una experiencia inolvidable: un laberinto hecho de de viejas batallas y conquistas, pero también del día a día, de como un pueblo va creciendo como un ser vivo, como una planta que acoge y protege. Todos nos sentimos un poco niños en sus calles, con ganas de jugar al escondite.
EliminarExcelente trabajo, muy buena en su composicion y perspectiva, como de costumbre un gran texto para acompañar la imagen y un acertado titulo,saludos amigo.
ResponderEliminarGracias, Jesús. El texto salió de esa luz y de otras sombras.
EliminarSi te parece, Xuan, quedamos en esa terraza para celebrar la vida y reírnos de los que pretenden tener razón. Si me lo permites, esta ronda la pago yo.
ResponderEliminarTú que eres tan viajero acércate un día a tierras asturianas y te pago yo las siguientes. No es broma, Josep, anímate y avísame.
EliminarPues no te digo que no. Ilusión me hace -ya está bien de tanta "virtualidad"-. En cuento pueda escaparme te aviso. Un abrazo, Xuan.
ResponderEliminarLaberinto de mesas y calles, calor, sol y mar como componentes. Cómo me ha gustado regresar al laberinto. Gracias
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