Torreira- Ría de Aveiro
Los viajes no siempre salen como uno sueña ni como uno se imagina. A veces ni siquiera se ajustan a una mínima planificación. Por ejemplo, llego una tarde a la apacible ciudad de Aveiro, con sol, agradables temperaturas y ese lento latido que le infunden sus canales y una apenas mediana ocupación hotelera. Proliferan las flores en los maceteros que coronan los puentes, y las bicicletas circulan sin esfuerzo por los carriles llanos y despejados que nos conducen a esas plácidas placitas donde nos aguardan rubias las cervezas. Las predicciones auguran lluvias, sí, pero siempre para pasado mañana. Al día siguiente recorreré sin prisas la ría de Aveiro, sus muelles y sus dunas, y comeré arroz con marisco a mi salud y sin remordimientos. Pero el día siguiente amanece con vientos revientapersianas y antes de las diez estalla la galerna del Atlántico, dura y sin concesiones. Hacemos como si no. El coche atraviesa la cortina de agua con las luces encendidas. A veces es difícil saber si estamos dentro o fuera de la ría. En el muelle de Torreira nos detenemos. Oímos afuera las voces de los marineros que agazapados en el zaguán de la cofradía se ríen de su suerte. Nosotros estamos casi decididos a reclamar a las autoridades municipales o meteorológicas, pero finalmente desistimos porque, aun formando una cadena, siendo como somos solo tres, nunca alcanzaríamos la acera opuesta sin soltarnos de la carrocería. Más tarde, en mitad del temporal, un golpe de fortuna. Logramos aparcar justo delante de un restaurante. Cuando llega el arroz con marisco, contemplamos la resignación de nuestros rostros reflejarse entre los tronquitos de sucedáneo de cangrejo que flotan en el caldo en cuyas profundidades, tal vez, se oculte un arroz.
De vuelta en el hotel a media tarde, observamos de pronto cómo la tempestad se aleja por el sur. Tardamos en salir. Ahora somos turistas desconfiados, miramos con recelo algunos claros que empiezan a abrirse por el norte. Con el ánimo callado vemos las flores de los maceteros flotando en los canales. Tienen la belleza del caído, la poética ironía de los exiliados de esa patria sin fin que fue el verano. Al pasar junto a un spa, miramos con envidia como, al otro lado de la cristalera, los cuerpos entran y salen de la piscina entre vapores, con movimientos lentos y alargando mucho los pasos sin apenas tocar el suelo. ¿Acaso supieron ellos también de la tormenta? ¿no se nutrirá su piscina precisamente de las crecidas que arrastran la fe de los turistas entre los cañaverales?
Días después, de nuevo en casa, retomo los periódicos y cuando leo las noticias de la crisis llego a pensar que están hablando veladamente de cierta jornada frustrada de mi viaje. No descarto que la tormenta me haya vuelto un poco paranóico.
jope, con la meteorología... siempre empeñada en gafarnos esos instantes felices.
ResponderEliminarMuy bueno el efecto de gotas de lluvia.
Un saludo
Hola Xuanrata, casi en todos los viajes llueve no se porque sera pero tambien me ha sucedido a mi mas de una vez, parece caprichosa la meteorologia, muy bien plasmada la lluvia en las fotos. Por cierto soy nuevo por tu blog y me ha gustado bastante, claro que la de la chica portuguesa es una de las que mas atrae la verdad, no lo niego. Si no te importa te enlazo para poder verlo mas en profundidad y seguirte. Un saludo.
ResponderEliminarSe nota que tus ojos siguen agudizándose, la segunda foto es una prueba más.
ResponderEliminarLa primera la quiero colgada en mi salón.
Déjame que busque mi alfombrita...
Quando menos esperamos a chuva e o vento lá aparecem, mesmo assim o fotógrafo de máquina na mão consegue fazer brilhantes imagens.
ResponderEliminarParabéns
Saludos
La primera me parece genial.
ResponderEliminarEres muy creativo Xuan.
Un abrazo.
La corriente me arrastró hasta tu vera..¿Serían los resagos de la tormenta que viviste?... De todas formas ha sido estupendo, he podido leer tu magnífico texto y ver las fotografías...Ambas dignas de exposición, aunque la primera es mi preferida...Si me lo permites, volveré, me di cuenta que me queda muco por ver.
ResponderEliminarchico, aquí una romántica... Me encanta la lluvia, la luz qué deja como para disculprse por las molestias, el aroma a nuevo... Claro que a veces es inoportuna. Pero mira qué efecto a dejado en esta imagen en ese recuerdo. Con un rico te todo se perdona, no?
ResponderEliminarUn besete lluvioso!!!
Según he ido leyendo, me parecía sentir el frió que produce la lluvia al caer en el rostro de uno cuando ante tal desventura, nos empeñamos en que los planes salgan como teníamos deseados. Todos hemos sufrido dicho castigo alguna vez, a mi me paso en los Oscos, llovió casi todos los días que estuve, pero me empeñe en disfrutarlos.
ResponderEliminarLas dos imágenes me parecen geniales, pero la primera, con el agua y esos dos protagonistas, es una obra de arte.
Saludos.
Es cuestion de suerte, a mi me ocurrió al reves, salimos con agua y Galicia nos recibio con un tiempo espléndido, no obstante, otras manera de ver las cosas.
ResponderEliminarsaludos
Xuan, ofrece tantas cosas la lluvia, tantas formas de ser aprovechada..... No existe época del año que me disguste, pero ésta por la que pasamos es un buen momento para mirar hacia adentro, pararse y perder la vista en la reflexión, o dejarse relajar por el sonido de ese goteo incesante, acopasándolo con buena música, cualquiera es buena mientras nos eleve, e incluso cuando nos tira al suelo, tambioén esa es buena... Dejarse en definitiva y no creer que nos reduce las posibilidades... El cine, el libro, la cena, la vela; luego vendrá el acompañamiendo del fuego y el frío... No todo fue frustrante, como veo... Crisis y torrentes de agua, aguaceros y tormentas.. No hay mejor manera de aleccionarnos que viendo metáforas en lo que nos sucede...
ResponderEliminarUn saludo
Magnífico!
Jajaja!, Creo sin duda, que lo más frustrante, por remediable, es lo del arroz.
ResponderEliminarPero en el lado positivo está la sensación de bienestar que recorre el cuerpo al volver al hogar, más aún, depués de una salida frustrada.
Saludos y suerte para la próxima.
Ojalá lloviera más por dentro de cada uno de nosotros: no servirían paraguas ni cristales. Quizá en eso consiste la crisis: estamos demasiado secos de lluvia.
ResponderEliminarLa excursión se malogró, pero quedaron las fotos: la tan extraordinaria primera, la serenidad de la segunda.
Pedazo de entrada, bonitas fotos (la primera es un cuadro) y un texto que da gusto leer.
ResponderEliminarLa falsa crisis no es comparable con la cierta lluvia.
ResponderEliminarEn todo viaje hay circunstancias que obligan a bucear en la sopa.
Al final dos excelentes instantaneas, puro movimiento y pura calma después de la tormenta.
Hola Xuanrata, parece que no te fue del todo bien, pero al mal tiempo buena cara, ya que has captado imagenes bellisimas y muy originales.
ResponderEliminarSuerte en el proximo viaje.
Un saludo.
La lluvia vino para que pudieras hacer un viaje singular. Y luego contarlo así de bien. Bendita galerna revientapersinas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Xuan las dos fotos ademas de regresarnos de bruces a la realidad, me parecen casi perfectas
ResponderEliminarsaludos brujos
Acabo de soportar un copioso aguacero en mitad de la noche y es cierto que todo parece tranformarse en agua.Tienen su encanto las cortinas de agua, aunque comprenderia que para ti suponga algo pesado por lo frecuente.
ResponderEliminara mi me gusta la improvisación que supone la lluvia cuando no la esperas, las fotos -como siempre- muy buenas.
ResponderEliminarMe encantan las dos fotos y el contraste que hacen entre ellas.
ResponderEliminarUn saludo
es una hermosa fotografia, un reporte meteorológico por si solo...
ResponderEliminarla primera es para mi una invitacion a salir... renover el rito guarani de que el agua renueva.-
A esto se le llama sacar lo bueno de lo malo, en tu caso aprovecharte de la fatalidad. Esa imagen del día de perros sufrida y sus gotas de lluvia amenazantes es genial y no digamos la foto de las pobres víctimas. Sin embargo, la sensación de frustración al probar el sucedáneo de arroz (con vistas al temporal) debió ser insuperable. En el texto se nota un cierto ritmo pausado que incita a leer más. Te sienta bien Portugal.
ResponderEliminarme encanta la huella que dejó el agua, se me ocurren mínimos y transparentes peces que nadan en medio de la tormenta o chocan contra el paraguas...
ResponderEliminarBuena creatividad me gusta la primera con su cortina de agua !!!
ResponderEliminarSaludos