A punto estamos ya de completar el recorrido, de volver al punto de partida. Aunque tal vez las piernas lo agradezcan, algo dentro de nosotros se resiste a terminar tan pronto. No buscamos la salida, no queremos encontrarla todavía sino que ahora más que nunca afinamos la atención sobre cada detalle, cada hoja, cada grieta que se agranda a nuestros ojos por la inminencia de su pérdida. Tal vez por eso dimos tan fácilmente con la puerta falsa. Nunca entendí bien esta expresión, pues la puerta falsa es siempre la más verdadera, es decir, la que conduce precisamente al lugar que buscamos. Ésta ni siquiera estaba oculta. Apenas apoyamos nuestras manos en el rectángulo tallado sobre el tronco, una puerta en la montaña se abrió sin ruido, sin palabras mágicas. Poco a poco nuestros ojos fueron disipando la oscuridad y empezó a dibujarse en el interior de la cavidad primero un camino pedregoso y luego un arroyo tan parecido al arroyo Valmoro que nadie podría distinguir uno del otro. Después vinieron los robles desnudos, el puente maltrecho, hasta la franja gris-azul que representaba el cielo sobre nuestras cabezas. Enseguida reconocimos el cartel indicador, reincidiendo en su advertencia: “Bandujo, pueblo medieval”. Al parecer habíamos alcanzado el final de la ruta, o lo que es lo mismo, retornábamos al principio. El ruido de la carretera, un destello metálico entre los fresnos procedente de la carrocería de nuestro coche, la luz cayendo hacia el oeste por detrás de los farallones rocosos, la vuelta a casa con el tráfico de siempre, todo era tan normal, tan previsible, que costaba trabajo creer que en realidad estábamos dentro de la montaña. Allí seguimos desde entonces y aunque parezca increíble hay momentos en que llegamos a olvidarlo.
lunes, 29 de marzo de 2010
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Para ver una puerta así hay que saber mirarla. No sé si alguna vez encontraré una, pero me gustaría saber contarlo así.
ResponderEliminarFascinante Xuan. Cómo me gustaría compartir contigo esas excursiones tan fantásticas.
ResponderEliminarPura delicia para la mente.
Todo el post.
Un abrazo.
Pura magia.
ResponderEliminar¿Te habrás caído de niño en el caldero, como Obélix?
Yo vengo aquí y es como si, de la poción, repartieras un fisquito pa' cada uno de los que te visitamos.
Un abrazo, conserva los poderes, porfi.
Viva la madre que te parió! Autor!
ResponderEliminarMagia en estado puro, ese recorrido con el que nos deleitas, es un viaje por la imaginación y la ilusión, donde una puerta invita a profundizar más aún en la fantasía.
ResponderEliminarun abrazo
ya me hubiera gustado haber disfrutado de tan semejante paseo. Cuantas cosas y detalles están esperandote ahí, guardadas y escondidas a que lleges tu, las descubras, las fotografies y nos las muestres y comentes con todo lujo de detalles, estoy agradecido, debo estarlo.
ResponderEliminarHa sido un viaje maravilloso, mágico y hermoso. Tampoco quiero que se termine, así que con tu permiso intentaré entrar por la puerta falsa para no volver a la realidad.
ResponderEliminarTe felicito, Xuan, y te doy las gracias.
Un beso
Hasta las heridas en los árboles se nos vierten con un gran componente estético.
ResponderEliminarEspero que pronto puedas contarnos e ilustrarnos con tus fotos, las vivencias de nuevos y maravillosos viajes.
ResponderEliminarSalu2.
No imagino mejor morada que dentro de la montaña.
ResponderEliminarFuera hace frío eterno.
Yo también quiero dar con la puerta falsa...qué mundo tan maravilloso se esconde detrás. Tus textos me siguen...no sé...alucinando.
ResponderEliminarUn beso!
No cabe duda que el que tiene sensibilidad la tiene para todo, tus escritos de post y tus fotos.
ResponderEliminarEl BN como siempre muy bueno.
Saludos.
Más fácil lo tiene, creo yo, la palabra para abrirnos puertas mágicas si la comparamos con la fotografía. Ésta, con suerte, se puede convertir en ventana, mágica también, no sé si puerta también.
ResponderEliminarCon ambas, palabra y fotografía, nos has hecho sentir el final del camino como si lo hubiéramos recorrido, como si en ésta ventanita tus palabras nos hubieran llevado hasta...
Todo lo bueno se acaba , incluso Alicia tuvo que regresar del pais de las marvillas y de uevo adentrarse en la vida cotidiana
ResponderEliminarpero, la magia permanecerá siempre.
esta es preciosa
Lo dije y lo repito, Xuan, tu capacidad de observación no le va a la zaga a la de tu riqueza en cada narración, una y otra son complemento, ambas producto de una bien iluminada razón, de una simbiosis vista/sentimiento que plasmas como nadie en cada foto, en cada párrafo que nos regalas, historias cortas deliciosas que nos hacen vibrar de emoción. ¡Gracias una vez más!
ResponderEliminarUn muy fuerte abrazo.
Enrique.
Porta para algum lugar...
ResponderEliminarAbrazo
La foto es guapísima y el texto evocador.
ResponderEliminar¿Podría pedirle que la próxima vez que exponga, ya sea en el café Gijón o en cualquier otro lugar, nos lo haga saber?
Un saludo.
Es increíble cómo me atrapa cada relato y su foto concordante. Es increíble sentirme tan bien luego de visitar tu sitio. Tus fotos y relatos son siempre un oasis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Xuan,
ResponderEliminarespero que estas bien?!
Te deso un feliz fin de semana.
Un saludo
Qué bonito viaje, muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn saludo
creo que por allí veo pasar un duende...
ResponderEliminarFabulous
ResponderEliminargood
creations