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Una advertencia previa: para penetrar en el pinar hay que estar dispuesto a desprenderse de ambos pies y dejarse arrastrar por la corriente de helechos que anega sus pasillos. A partir de ahí el bosque de pinos se despliega en una arquitectura móvil e intercambiable que a fuerza de repetir unos pocos elementos acaba por convencerle a uno de que nada hay fuera de esta isla, un reino con leyes propias cuyo desconocimiento no nos exime del ominoso deber de cumplirlas. Pronto descubrimos que en su interior puede ponerse el sol a mediodía o empezar a llover cuando afuera ya no queda ni rastro de las nubes. Y que no es tanto su oscuridad como su silencio lo que aturde los sentidos. Con todo, la altura sin concesión de sus barrotes nos devuelve poco a poco la percepción de nuestra verdadera dimensión. Y una vez recuperada la escala, ya hemos encontrado la salida al laberinto.
La segunda es una foto 'redonda', como digo yo, y esa redondez acaba de dársela el movimiento, con el color.
ResponderEliminarTiene algo de primavera árabe del pinar.
El pinar con helechos aquí es exotico
ResponderEliminarDisolución pues entre la falta de aire.
ResponderEliminar"el silencio que aturde los sentidos", me gusta, me gusta mucho esa frase ¿puedo quedarmela? a mi me aturullan muchas cosas pero el silencio en principio no, claro que nunca he estado solo y en un bosque de helechos.
ResponderEliminaryo es que soy muy tradicional, un antiguo, llego tarde a los avances tecnologicos y tambien a los tecnoilogicos, por eso me confunden no los helechos sino las dos ultimas fotos, que he ampliado para verlas mejor.
Así que en mi simpleza me quedo sin dudar con la primera que es la que entiendo visualmente y con el texto, claro. eso siempre.
feliz navidad amigo Xuan y un muy buen año nuevo.
Me pongo a imaginar la de maravillas que harías con nuestra bosque de laurisilva.
ResponderEliminarBesos, Xuan, mago de chistera infinita.
Mi vida entera está asociada a un pinar cercano a Valladolid.
ResponderEliminarLa última foto, ya sabes que me gusta: es disolución pura...
Me han encantado las fotos.
ResponderEliminarEncantador lugar, bonitas fotografías. Me gustan mucho las tonalidades que has capturado.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Saludos.
Ramón
imajino su aroma...
ResponderEliminarEn mi tierra los pinares reposan en un suelo de pinocha, piñas secas y leña partida, sólo el presagio de un sotobosque que poco a poco recupera su espacio, el preludio de un concierto. Son barrotes que protegen del exterior un mundo antiguo y extinto que resurge lentamente. El silencio de tu pinar y el mío suenan en clave distinta.
ResponderEliminarUn niño se pierde, los padres tardan tres horas en saber de él.
ResponderEliminarUna buena muestra de distintas "velocidades" con un colorido potente.
ResponderEliminarSaludos.
Extasiada he quedado con tu catálogo de montes... maravillosa tu mirada!
ResponderEliminarYo tengo un bosque verde que no tiene matojos, dicen que las hojas de los pinos acidifican el suelo y el pino así hace que no crezca la hierba y toda la sustancia del suelo es para él.
ResponderEliminarA veces me enfado con los pinos porque no me dejan crecer lo que yo quiero que crezca.
Por otro lado me va bien porque así veo por donde camino y puedo soñar sin tener que pelearme con la yerba.
Algún día te lo enseñaré por si te animas a venir a retratarlo.
Más que un bosque de pinos parece un mar de helechos, es deslumbrante su color rojizo con esas pinceladas verdes y esos troncos oscuros. Los míos siempre han sido los pinares mediterráneos al lado de las playas.
ResponderEliminarHe entrado sin llamar, la puerta estaba abierta.
Saludos.
Yo buceo en el contigo. A mí me atrae la abstracción de líneas de color, cual piscina de hotel de lujo.
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