Mondoñedo, Lugo
En el escaparate de la vieja tienda de la vieja plaza de la vieja
ciudad, capital de una provincia que ya no existe, se reúnen diversas
herramientas de la era mecánica prestigiadas por el ámbito selecto que conforma
la vitrina y por la antigüedad, esa categoría que expide certificados de
nostalgia: máquinas de escribir, relojes de bolsillo, cámaras de posguerra y
hasta un microscopio con estuche de madera para que descanse en paz el
escrutinio sin fin de la mirada. Esa confusión, esa cierta promiscuidad de los
instrumentos, su diálogo callado, producen en el fotógrafo que se asoma una
pequeña revelación: es posible que no hayamos sabido asignar a cada uno su
auténtica función, la que les otorga sentido. Por ejemplo, quién si no el reloj
para tomar las mejores instantáneas, para retratar verdaderamente al tiempo y
su sustancia: intervalo, transcurso, cuerpo sin rostro, cifra, viento. En
cambio si buscamos un instrumento de precisión, nada como la cámara para medir
el tiempo en cada una de sus diversas magnitudes: su peso, su intensidad, su
profundidad, su temperatura, su precio. Se va el fotógrafo pensando que de
hecho ya hace tiempo que lleva la cámara ajustada a la muñeca. En cuanto al
reloj ahora no puede evitar sentirse retratado cada vez que consulta la hora,
así que decide guardarlo en un bolsillo de la mochila mientras continúa
paseando por la antigua capital de una provincia inexistente.
Muy original, diferente...
ResponderEliminarAbrazotes
Noemí
¿cuántas fotografías hay en esta foto?, esa superposiciòn de imágenes y de tiempos que como en tu texto nos cambia todas las perspectivas y cada cosa troca su ser para convertirse en la otra mediante el milagro de la imagen y la palabra. La locura de los tiempos.Encanta y sorprendida.
ResponderEliminarGenial, Xuan!! me encanta este post, fotografía y texto!!
ResponderEliminarUn abrazo
Los objetos son multifuncionales y lo has captado muy bien en esta foto.
ResponderEliminarLa locura de un tiempo que constantemente nos recuerda que somos efímeros. Preciosa imagen-retrato.
ResponderEliminarEn esta época de falta de certezas y confusión de roles, cobra especial sentido tu impactante imágen de reflejos cruzados y dudas permanentes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una delicia de fotografía llena de sorpresas por todos los rincones
ResponderEliminarpreciosa imagen asi como tus palabras. He creido reconocer el tic-tac del lugar pero no voy a ser impertinente, seguramente estaré confuso, como esos reflejos, pero estoy casi seguro, ...pero si dices que no existe llevarás razón. Un abrazo.
ResponderEliminarComo mj he visto muchas fotografías en esta fotografía, multitud de tiempos en un instante. Luego al leer el texto por un momento he creido entender, tenerlo claro.
ResponderEliminarMenos mal que nos haces saber que ese paseo y esta foto están tomados en la capital de una provincia inexistente. Así he regresado, de nuevo, y más tranquilo al territorio de la incertidumbre.
chico me has dejado sin aliento. como me gustan tus escritos, historias breves y certeras, y como siempre me acompaña la eterna duda de qué ocurrió antes, ya sabes, el click o la pluma.
ResponderEliminarun abrazo
La paradoja del tiempo se manifiesta en la intemporalidad de su transparencia.
ResponderEliminar("Como decíamos ayer...": Silencio no significa olvido. Sigue intacta mi gran admiración)
Un gran abrazo, Xuan.
Y qué función es la de esa maquinaria de columnas, qué mide, en qué universo,...
ResponderEliminarUna foto muy original. Me gusta el resultado. Bien vista. Un saludo.
ResponderEliminarComo fantasmas de otra época, aún son capaces de conmovernos.
ResponderEliminarBesitos
Yo ya no sé qué tiempo es este.
ResponderEliminarQué maravilla de reflejos.
Me gusta como dices lo que dices, bien sea con palabras o con luz.
ResponderEliminarUn placer.
Exquisita toma, te felicito
ResponderEliminaruna fotografia de lo mas inquietante,me gusta como lo has visto
ResponderEliminarSalud