miércoles, 8 de abril de 2020

Los huertos salvajes



   En un rincón de la sala, donde la cristalera recoge la mejor luz y el calor de los últimos rayos de la tarde, hemos hecho un semillero. Antes fuimos guardando los vasitos del yogur, como cuando éramos niños, y una caja de poliespán que nos dieron en la pescadería. Cuando todos los augures fueron favorables, hundimos ligeramente en el manto oscuro las semillas: guisantes, tomates, calabacines, lechugas y un par de jalapeños. Con un pulverizador dejamos caer una niebla fina y provisora. Por un instante fuimos nube. Volvimos entonces la mirada hacia la tierra. Y esperamos.

   El día que asomó la primera brizna verde contuvimos a duras pena la alegría, no fuera a malograrse el pequeño milagro de la vida. Con inseguridad de primerizos dudamos acerca del grado apropiado de humedad, de la temperatura justa. Nos la jugamos, confiamos en el impulso germinal, qué otra cosa podíamos hacer. 

  Al poco comenzaron a desperezarse los cotiledones. Sin disimular nuestro orgullo sacamos los recipientes a la intemperie de la terraza. Solo un rato, con tiento y un ojo puesto en los vaivenes del nordeste sobre los débiles tallos. Resistieron. Semana tras semana siguieron creciendo de acuerdo a su destino. 

  Ahora conforman una selva incipiente donde se impone la ley del más fuerte. Una selva que empieza a presentar algún desmayo, algún verde no tan verde, leves síntomas de agotamiento. Callamos pero sabemos que esta tierra entre paredes se nos está quedando corta. 

  Afuera, sin azadas ni cuidados, crecen los huertos incultos, bárbaros y abandonados a su propia belleza. Sin censor ya no hay buenas ni malas hierbas. Y las berzas han dejado de guardar las formas para darle forma a nuestras pesadillas. Es tiempo de temores antiguos: de nuevo clamamos a los héroes, maldecimos al monstruo, hacemos votos y promesas. Los vates de turno ya componen cantares de gesta adaptados a los gustos de la época. Pero ¿qué será de todos estos brotes? ¿tendrán tiempo y lugar para el arraigo? Vuelvo la mirada hacia la tierra.


30 comentarios:

  1. Después de demasiado tiempo de ausencia por mi parte, ha sido un placer detenerme en tus últimas publicaciones, a cuál más interesante.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Me alegra especialmente tu vuelta. Ojalá la recuperación sea ya completa. Un fuerte abrazo.

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  2. Me alegro que sigas publicando con cierta regularidad en estos tiempos de encierro obligado, la serie del código de barras también tendría su espacio aquí.

    Y esos brotes, quién sabe cómo acabará todo, estoy seguro que nada será igual.

    La foto, magnífica.

    Cuídate mucho, José Manuel.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Quizás en estos tiempos es más importante esa regularidad en la publicación, aunque no sean fotos actuales, pero lo cierto es que ninguna lo es. Al fin y al cabo que tengan un día o un año no importa demasiado. En cuanto a las fotos que publico en instagram, no sé, quizás algún día se abra un puente de comunicación con el blog. Veremos, de momento cada espacio va por libre.

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  3. Dices que es tiempo de temores antiguos, y yo te pregunto ¿es que las pandemias no son antiguas?
    Por cierto la foto de las acelgas es una maravilla, te felicito.

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    1. En el fondo lo actual es siempre actualización.
      Besos, Tracy.

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  4. Los *lagrones berzotas se impusieron más allende los tiempos de maricastaña y nos llevaron a todos al huerto
    Aquí huele a muerto y me siento un forrasjero cual *tragón hortelano que a la fuerza se impone.

    Veo coles de *dragón verde luchando por conseguir un rayo de luz y un atisbo de agua del riego

    ¡Por Fauno, esto es un infierno!

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    1. Las leyendas nos revisitan de vez en cuando y no nos queda más remedio que adoptar su aspecto y su lenguaje para entender algo, si es que hay algo que entender.

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  5. Impresionante, XuanRata, este texto tan lleno de poesía y filosofía, y de crónica de actualidad podría decir también (es imposible leerlo sin tener presente qué nos está pasando, como pueblos, como personas, como especie...).

    La Naturaleza requiere sus tiempos y también su espacio. Y en medio de todo esto dices eso de: "Por un instante fuimos nube". Y me pierdo en ese verso. Y me entraron ganas de ser nube.

    Gracias. ¡Eres la hostia!

    Besos!!

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    1. Inevitable esa lectura en clave de alerta, necesitamos desentrañar respuestas y solo encontramos preguntas y más preguntas.
      Besos

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    2. Me inspiraste un texto. Lejos de la calidad del tuyo, pero que disfruté escribiendo (https://micajonde-sastre.blogspot.com/2020/04/y-siendo-nube.html). Gracias por la inspiración

      Besos

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    3. Acabo de leerlo. Gracias a ti, por tu expiración.

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  6. Te leo objetivamente y miro a mis mismos semilleros donde salir ellos fuera, al exterior de la terraza, es ya constante habitual, sobre todo los días de lluvia: ese agua es una bendición. Se arquean los tomates con el viento pero luego, bajo la calma, recuperan su rectitud. Cierto que la tierra se empieza a quedar corta.
    Si te leo subjetivamente, aprecio esa atmósfera sutil y me hago nube textual.
    De la foto, no se si es una disposición casual la de las hojas de repollo/berza, pero observo un caballito de mar (o de mal), si se quiere mal-interpretar, o como se quiera.
    Un gozo volverte a leer.

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    1. Me alegra que veas un caballito de mar allí donde los demás vemos un dragón mal encarado: el hipocampo es un animal salido de una imaginación generosa, a su lado el dragón es un apenas un esbozo.
      Me alegra mucho volver a tenerte por aquí, Sofía, y sobre todo la vuelta de tu blog, ojalá le des continuidad, porque seguro que sigues al acecho.

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  7. Fabulosa foto para un relato también de fábula

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    1. En las fábulas nos reconocemos mejor. La realidad se ha puesto demasiado tosca.

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  8. Una foto que habla de impulsos, de paciencia, de fe y sobre todo de esperanza.
    Hay que tenerla y confiar en que un día todo y todos podremos volver a ser quienes éramos ( tal un poco mejores) y la vida germinará en las calles.
    Mientras cuídate mucho. Un abrazo

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    1. El impulso de la vida es imparable. Tal vez los que teníamos que parar un poco eramos nosotros para acompasarnos.
      Un abrazo, amigo.

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  9. Es curioso cómo nos ha devuelto la naturaleza este confinamiento a muchos.
    Ánimo.

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    1. Te aseguro que oír por primera vez el sonido de la lluvia desde mi terraza ha sido una revelación. Y no solo se debe al silencio de las calles sino sobre todo al propio. Un abrazo

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  10. increible la fuerza que tiene la imagen y que ilustra muy bien tu escrito. Se asemeja a un dragón, que quisiera devorar todo lo que se le pone delante.

    Besos

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    1. Si te fijas hay una mosca que parece estar al alcance de su llamarada. O tal vez solo la mira ensimismado, igual que nosotros lo miramos a él.

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  11. Poderosa berza que parece un dragón. Impresionante.

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    1. No es la primera vez que fotografío berzas: parecen talladas con un bifaz.

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  12. Buaaaa, si, que fuerza tiene ese dragón!!! Y tu texto es sublime!!! como te cuentan parece que resuma perfectamente toda la situación en la que estamos. Que profundidad tiene tu blog. No sabes la envidia que me das. Yo también voy plantando cada año cosas nuevas en las macetas. Y hasta en vasos de yogur como dices lo intenté el año pasado, pero algo no salió bien. No tuve resultados. Este año he plantado en la terraza ajos y una especie de calabazas ornamentales que como mínimo se ha dignado a brotar. Estoy a la espera de ver si la cosa llega buen puerto y por lo menos llego a ver flores de la misma.

    Pero si te digo la verdad, en mi cálida terraza de mi piso, con exceso de calor en verano, y con largas sesiones de vientos muy fuertes, lo que mejor me sobreviven son todo tipo de cactus y plantas carnosas de diferentes especies. Las mezclo en macetas grandes y forman hermosos bosques donde luchas unas con otras. Un abrazo.

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    1. Imagino ese zoo vegetal de tu terraza, animales agazapados de crecimiento lento pero igual de fascinantes. Necesitamos la referencia de la naturaleza para no perdernos, aunque sea una naturaleza portátil, de andar por casa. Suerte con esas calabazas. Un abrazo.

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  13. Todo un canto a la vida, amigo... Me encanta la edicion en BN
    Un abrazo

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    1. El blanco y negro le da un cierto toque dramático, creo.
      Otro abrazo de vuelta.

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  14. Hermosas berzas, que ya libres de cualquier cultivo juegan con las nubes a crear formas imposibles.
    Por aquí también hay algunos huertos que se cuidan a si mismos, algo parecido a una orgía inconcebible en la que las judías y los tomates, las lechugas y las berzas e incluso las cebollas y la menta, andan metidos en un descontrolado y alegre desbarajuste. A saber si de esta no nacerá una zanahoria "atomatada", o una berza con olor a menta....

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    1. Cuando volvamos a la huerta deberíamos observar con cuidado estas desaforadas novedades. Y a lo mejor olvidarnos de nuestros semilleros...

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