El paciente A.J.C. vivió durante más de 30 años con el corazón anclado a sí mismo. Esta rara afección de tipo autoinmune le provocaba agudas punzadas de dolor cada vez que algún esfuerzo físico o impresión emocional elevaba sus pulsaciones por encima de setenta por minuto. Debido a ello A.J.C. llevaba una vida de casi completo aislamiento. Se cree que durante esos treinta años no salió de su apartamento más de dos o tres veces (siempre para algún trámite burocrático) y no se le conoce relación alguna con otra persona que no fuera su cardiólogo. Pero lejos de sufrir a causa de tales limitaciones, al parecer, y siempre según declaraciones de su médico, A.J.C. estaba muy orgulloso del alto grado de independencia que había logrado gracias a tener el corazón anclado a sí mismo. Sin embargo, una soleada tarde de mayo, sin aparente motivo A.J.C. se arrancó el ancla y la arrojó por la ventana abierta de su dormitorio. Es probable que mientras el cabo amarrado a la pesada áncora se desenrollaba de forma vertiginosa, A.J.C. experimentara un intenso placer. No sería hasta el instante mismo en que la soga agotara su longitud, cuando la tensión arterial sufriría un aumento súbito y brutal que literalmente le habría reventado el corazón como si fuera un globo.
Tanto el ancla como el corazón admirablemente reconstruido pueden contemplarse en una de las salas del Museo de Ciencias Naturales de su ciudad natal.
muy bueno el comentario, y una excelente vista para poder captar la foto.
ResponderEliminarsaludos
Vaya,
ResponderEliminarTienes la facultad de dejarme amenudo sin palabras...
Esta es una de esas veces.
Bueno, bueno y muy bueno.
Me encanta la foto, tarde un poco en destripar todo su contenido y no dejó de asombrarme no sólo ante tu maestría para mostrarnosla y ver lo que destaca, sino tambíen al talento natural del artífice de ese ancla que lo construyó con todos los desechos posibles e imposibles que tenía a su alcance.
ResponderEliminarTe doy las gracías también por ese breve relato que nos lleva a los "viejos tiempos" no los olvides y ponte en marcha.
Hermosísima metáfora. Confieso que hoy he sido inmediatamente seducido por el título y la imagen, antes de leer el texto. Como Jeanne, no tengo palabras para expresar lo mucho que me ha gustado.
ResponderEliminarA veces es preferible sufrir un ataque al corazón.
ResponderEliminarDe la foto me impresiona, sobre todo, la materialidad antigua de los elementos.
Posiblemente la atadura de esos 30 años ya pesaba demasiado y esa tarde decidió romper la esclavitud, por unos segundos placer y la sensación de libertad.
ResponderEliminarAbrazos
Muy buena y la anterior puro arte
ResponderEliminarEres único Xuan.
besitos desde mi mar
Ufff, que fuerte!!!!! Al final resulta ser el relato de un suicidio... La foto esta genial pero me deja chuaffff! Cosas del final del otogno!!!! Feliz semana!
ResponderEliminarCorazón de dura soga que a tantos envites termina rompiéndose haciendo caer con estrépito todo aquello que sujeta. Muy bueno el relato a partir de tan sugerente imagen.
ResponderEliminarSiempre aprendiendo algo nuevo y lo que mencionas es muy profundo y emotivo. y de la fotografia que puedo decirte eres todo un maestrazo que dia con dia aprendo algo de ti.
ResponderEliminarsaludos y un abrazo
Uno puede adaptarse a las circunstancias haciendo una vida que parezca normal, pero la soledad no es buena compañía ni buena consejera.
ResponderEliminarMuy buena foto. El blanco y negro le da un aire muy interesante.
Me parece super emotiva la foto y la historia....
ResponderEliminarJoe, q pena tan grande.....
Me supongo que la forma de la soga se debe a una laboriosa y deliberada colocación de tu parte a fin de confeccionar este, lamemosle, "bodegón"... pero nuevamente me admira la simbiosis que logras entre texto e imagen. Felicidades
ResponderEliminarEres un crack, en serio, artista, del verbo y de la luz, de las imagenes y palabras.
ResponderEliminares increible lo que logras con unas cuantas palabras. Emotivo, sencillo, maravilloso.
Te admiro, en serio
¿Realidad o ficción? No creo que importe, las claves del texto son tan reales como la vida misma y siempre una ilustración es fundamental para caer en la cuenta de qué se nos está contando/enseñando. Si me diagnostican algo del estilo, ya sé que es mejor palmarla por la compañía, que siempre será mejor que el ferro gravitado enganchado al cuello ;-)
ResponderEliminarGran fotografía en B&N, perfectamente casada con el texto.
Saludos.
aún diría más: el texto es excelente y la foto muy muy buena, si señor...
ResponderEliminar(sigo pensando en las torres de Roces...)
Con su última punzada dio vida a su esperanza. Con la imagen eternizas lo que A.J.C. quería. Vivir para siempre.
ResponderEliminarHay imágenes que por si solas son buenas, pero con unas pequeñas pinceladas del autor se vuelven tan únicas como necesarias.
Un abrazo
LUIS CALLE: no hay ninguna manipulación de la escena por mi parte, ni en ésta ni en la del "espejismo" de las hojas caidas en el charco, aunque es cierto que en aquella tuve que borrar con el photoshop un par de hojas algo díscolas. Ya me gustaría a mi tener la imaginación y la creatividad necesaria para tales arreglos in situ.
ResponderEliminar...un inmenso corazón que eligió la muerte para vivir un instante...
ResponderEliminar(la foto es sencillamente maravillosa, cuanta sensibilidad Xuan!)
Un abrazo
Coincido totalmente con Paco, hay que ver mucho para pasar y ver la foto.
ResponderEliminarTe asigno el premio FOTO pasa por mi blog y lo ves.
Un saludo.
Tuve la misma sensación al leerlo que la primera vez que leí El Río, uno de los cuentos que conforman Ceremonias, de Julio Cortázar. Te lo recomiendo.Chapeau!
ResponderEliminarY tus fotos...deux fois plus chapeau!
Saludos desde Argentina.
no se ni que decir, si estuviera en el museo del prado viendo la "rendicion de breda" estaría un buen rato petrificado mirandolo ausente de todo lo demás, si viera a España jugar la final de un mundial de futbol contra brasil creo que ni parpadearía para no perderme un segundo de aquello, pero como estoy frente a lo que estoy y ya me quedé petrificado y llevo rato sin parpadear necesito que alguien me pellizque para recuperar el oxígeno.
ResponderEliminarque buena foto, Xuan, me gusta lo bien que captaste las texturas; y tu historia me encanta...tiene que ver con ese decir que el corazón pende de una cuerda (¿o era de un hilo?
ResponderEliminarAbrazos,
Una entrada que ademas de sorprender y gustar por la imagen tan espectacular, tiene cierto aire de pensamiento y de temor hacia la posibilidad de perder el corazón, por la frialdad del mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Con ese corazón lleno de vacío, al soltar el ancla sintió como se llenaba de materialidad hasta estallar de puro relleno.
ResponderEliminarExcelente.
Un corazón anclado que gracias a soltar lastre muere para vivir...
ResponderEliminarme ha gustado muchísimo.
saludos desde Galicia.
Cuando se dio cuenta de que había perdido tanta vida,en un arrebato de valentía decidió ponerla toda a vivir en un instante...plenitud de instante que te puede transportar a las más sublimes emociones... mejor final no se puede tener,ciertamente...al menos el ancla sirvió para algo más que para sujetarlo a su muerta rutina...
ResponderEliminarAquí estoy, de nuevo en este tu espacio. En esta ocasión no en disparidad, posiblemente porque vivi muerta mucho tiempo...no lo sé... me alegra que el camino esté abierto...
Un corazón bien reconstruido, a pesar de sus rudimentarias paredes.
Quiero hacerte un regalo:
http://www.imeem.com/claudiamedina/music/nZ-X3FPm/ludovico_einaudi_primavera/
Un cordial saludo XuanRata
Ese corazón, y la soga con que nos ata a la vida. Imagen y relato estupendos
ResponderEliminarUn abrazo