Si hay algo que no nos abandona es esa necesidad ancestral de marcar el territorio ya sea con grafitis o fronteras, de dejar algo nuestro allá donde vamos, solo comparable a la necesidad no menos antigua de explotar el territorio, de llevarnos algo de allá por donde pasamos, aunque no sea más que una inútil fotografía, de alterar y de alterarnos, de que no todo haya sido en vano, sin querer ser conscientes de que antes de que el trazo se culmine, antes de que el obturador haya terminado el parpadeo, ya la zarza ha alargado en un milímetro más su brazo inquebrantable.
domingo, 10 de febrero de 2008
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pregunta que yo me hago es como esa pequeña planta puede sobrevivir.. y a la vez marcarºsu terrerno...
ResponderEliminarbuena cronica.
saludos
hay dias en que me gustan las cosas sencillas pero profundas...
ResponderEliminarIntentamos captar el instante y quedarnos en él, pero es más rápido que nosotros.
ResponderEliminar(Acabo de descubrir el blog gracias a un comentario tuyo en La acequia y me alegro mucho de haberme topado con él)